sábado, 1 de marzo de 2008

Su Majestad, Alfredo Alcón

Ayer tuvimos una sesión dramática en el teatro Valle-Inclán, aprovechando que mi madre iba con los alumnos. Bueno, más bien fueron dos las alumnas que asistieron. Los otros 38 éramos familiares, amigos, parejas... En este caso la obra era una adaptación de la tragedia "Rey Lear" escrita por William Shakesperare.

Evitaré hablar del contenido de la historia, pues es bien conocida por todos. El director de esta nueva versión es Gerardo Vera. Nos propone un punto de vista alejado del verso (como originalmente está concebida) así como un montaje y un vestuario bastante más cercano a nuestro siglo que al de la historia.

A pesar del trabajo y difícil tarea de adaptación, hay cosas que más valía no haberlas tocado. Al espectador le cuesta meterse en la historia de hace cinco siglos debido a un vestuario completamente del siglo XX, luz de linternas en lugar de antorchas, sirenas de policía frente a los cascos de caballos... Una obra llena de anacronismos que impacta sobre el que está sentado, si bien es cierto que luego uno se termina acostumbrando.

Durante más de dos horas y media asistimos a una tragedia donde lo importante, más allá del mensaje que transmite al espectador, es el espectáculo propiamente dicho. Pocas veces ha visto el abajo firmante tantos actores encima de las tablas durante una misma escena. La mayoría de los actores cumplen muy bien su cometido; con un ejercicio de la voz que ya me gustaría a mí dominar a ese nivel.

No obstante, es el actor Alfredo Alcón (El Rey Lear) quien cosechó la ovación del auditorio al terminar la función. A pesar del tono extraño que tiene la puesta en escena, este hombre nos llega a convencer de que lo han sacado de la época original de su personaje. Es un personaje difícil para un actor. Es el protagonista de la obra en una de las grandes tragedias del genio Shakespeare. Le vemos reír, llorar, enfadarse, delirar, sufrir, amar...

Fue sin lugar a dudas, el indiscutible rey y el auditorio con los espectadores: su reino.

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