
Sin embargo, yo me encuentro en una situación un tanto especial y que me hace una gracia tremenda. El becario está en la empresa para lo que les interesa y no está en la empresa para cuando también les interesa.
El lunes de pascua va a ser una bonita ocasión para disfrutar más del trabajo que, a pesar de lo que me quejo, intento aceptarlo de manera madura porque pienso que soy afortunado. Pero a uno le sigue hirviendo la sangre cuando se encuentra ante situaciones frente a a las que el abajo firmante se considera un fantasma.
Pues, ¿qué es el becario sino un fantasma en la empresa a quien todo el mundo parece no ver pero le sienten muy cerca?
Y como me ha dicho Kike esta tarde, quien también tiene que levantarse al alba para acudir a trabajar: "Antonio, el trabajo dignifica, engrandece y aleja los malos pensamientos" Obviaré lo rematadamente cursi que me parece tal afirmación porque, en esta ocasión, estamos en el mismo barco.
Os dejo, que voy a poner la alarma.
2 comentarios:
Eufemio también tiene un comentario: lo primero es el trabajo y que no falte.
En fin, no queda más remedio, es nuestro sino, trabajar.
Por cierto, me emocionó mucho la carta de tu madre. Un beso. Mayte
Veamos Antoñito:
Has pasado cuatro días (y noches)en tu casita...sin ruidos...sin oír al vecino...comiendo calentito. No te quejes, chatillo. Recuerda el cuento X del Conde Lucanor del que yo te adapto la moraleja final:
Por padecer trabajo nunca os desaniméis, porque otros con menos trabajo un día encontraréis.
Ánimo y a comerse el mundo. Besitos.
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