domingo, 23 de marzo de 2008

De vuelta al tajo

Debido a las bondades de encontrarnos en un Estado que se declara aconfesional se dan las circunstancias de que en la jornada de mañana, Lunes de Pascua, la mayoría común de los mortales tengamos que volver a saludar a ese amigo nuestro llamado despertador. Los estudiantes os podéis considerar afortunados debido a que mañana nada os va a impedir levantaros un poco más tarde de la hora acostumbrada.

Sin embargo, yo me encuentro en una situación un tanto especial y que me hace una gracia tremenda. El becario está en la empresa para lo que les interesa y no está en la empresa para cuando también les interesa.

El lunes de pascua va a ser una bonita ocasión para disfrutar más del trabajo que, a pesar de lo que me quejo, intento aceptarlo de manera madura porque pienso que soy afortunado. Pero a uno le sigue hirviendo la sangre cuando se encuentra ante situaciones frente a a las que el abajo firmante se considera un fantasma.

Pues, ¿qué es el becario sino un fantasma en la empresa a quien todo el mundo parece no ver pero le sienten muy cerca?

Y como me ha dicho Kike esta tarde, quien también tiene que levantarse al alba para acudir a trabajar: "Antonio, el trabajo dignifica, engrandece y aleja los malos pensamientos" Obviaré lo rematadamente cursi que me parece tal afirmación porque, en esta ocasión, estamos en el mismo barco.

Os dejo, que voy a poner la alarma.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eufemio también tiene un comentario: lo primero es el trabajo y que no falte.
En fin, no queda más remedio, es nuestro sino, trabajar.
Por cierto, me emocionó mucho la carta de tu madre. Un beso. Mayte

Anónimo dijo...

Veamos Antoñito:
Has pasado cuatro días (y noches)en tu casita...sin ruidos...sin oír al vecino...comiendo calentito. No te quejes, chatillo. Recuerda el cuento X del Conde Lucanor del que yo te adapto la moraleja final:
Por padecer trabajo nunca os desaniméis, porque otros con menos trabajo un día encontraréis.
Ánimo y a comerse el mundo. Besitos.