miércoles, 9 de enero de 2008

Sólo 6 minutos por detrás de Julius

Mi cronómetro marcaba 28 minutos cuando terminé de cocinar. Anoche a la hora de cenar me estrené con mi primera receta del libro que me regalaron los Reyes Magos. Una marca bastante buena para ser la primera vez que hago la receta. Ayer me atreví con algo fácil pero repleto de detalles: Tallarines con anchoas.


Por la tarde, después de volver de clase, me fui a comprar todos los ingredientes que necesitaba para ponerme manos a la obra cuando llegara la hora de llenar la barriga. Me resultó imposible encontrar un puñado de alcaparras frescas, así que prescindí de ellas. El resto de ingredientes los encontré sin ningún problema.

Una vez con el delantal puesto y el trapo de cocina colgando de la cintura puse a hervir agua con sal en una olla a la que luego incorporaría los tallarines. Mientras tanto en la tabla me puse a picar 7 filetitos de anchoas y una lata pequeña de aceitunas. Todo bien picadito. Acto seguido pelé y corté un tomate en cuadraditos.

Cuando el agua empezó a hervir le añadí los tallarines y mientras, a su lado y en otra sartén pinté una sartén con una capa de mantequilla. Mientras aquello calentaba piqué un par de dientes de ajo y los metí en la sartén para que se doraran un poco con la mantequilla. La cocina ya empezaba a oler a comida. Buena señal.

Cuando la pasta estuvo hecha, la escurrí y le di un golpe de agua fría para cortarle la cocción. Incorporé a la sartén donde se estaba dorando el ajo la anchoa, las aceitunas y el tomate bien picado. Como el tomate tenía mucha agua esperé a que redujera un poco moviendo el sofrito a menudo hasta que finalmente le añadí a este los tallarines para que se terminaran de hacer junto con todo el condimento.

Cuando todos los colores y sabores estuvieron bien mezclados, tocaba finalmente el momento de servirlo en el plato. A modo de decoración coloqué un par de ramitas de cebollino para darle el toque final.

Menuda cena me pegué

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