jueves, 3 de enero de 2008

El "prestigio" de la novela fantástica

No sé por qué razón escribo este post hoy, simplemente estaba repasando en mi ordenador los documentos de word que tenía archivados y he dado con esta crítica literaria que presenté para una asignatura de la carrera. Se trata de un comentario personal sobre el libro que inspiró la película de "El Prestigio"-me niego a llamarla El Truco Final- y que curiosamente se estrenó en enero del año pasado. Que este recordatorio sirva de homenaje a esa gran película, a ese gran libro, y sobretodo a la magia. A continuación os dejo con mi práctica para clase que lleva el mismo título que el propio post.

P.D. Disculpas por algunos problemas de márgenes y errores propios del traspaso del word al html. Soy consciente.



Tras el reciente estreno en España de la película “El prestigio” (traducida lamentablemente a nuestro país como “El truco final”), se ha vuelto a reeditar la novela en que se ha basado el film cuando en 1996 fue galardonada con el Premio mundial de Fantasía. Christopher Priest cuenta la historia de una rivalidad entre dos magos a finales del XIX. Todos sus proyectos profesionales, su vida personal, sus ambiciones, sus sentimientos y sus pasiones están dirigidos a lograr el truco perfecto.

“Todo truco de magia consta de tres actos. Primero la presentación, en la que se muestra algo normal y se insinúa, se sugiere o se explica la naturaleza de lo que se quiere conseguir. Mientras se prepara el truco, el mago intenta, de todas las maneras posibles, distraer la atención hacia otro punto. En el segundo acto, la actuación, el ilusionista transforma lo que aparentemente era normal en algo extraordinario. Toda una vida de práctica del mago y su don innato para el teatro se unen con el fin de producir la mágica demostración. La gente se pregunta cómo lo ha hecho e intenta averiguar el secreto. Por eso queda el tercer y último acto: el prestigio, que no es otro que el producto de la magia. Lo imposible se convierte en posible. Si se saca un conejo de una chistera, puede decirse que el conejo, que aparentemente no existía, es el prestigio de ese truco” Con estas palabras uno de los protagonistas expone en la novela los principios de la actuación de un mago.

El arte de contar historias tiene mucho que ver con la magia y la prestidigitación; se realizan toda una serie de maniobras encaminadas a convencernos de que algo que en principio se reconoce como “no cierto” ha ocurrido delante de nuestros ojos, dependiendo de nuestro grado de satisfacción, únicamente de la habilidad del "mago" o de los movimientos que haya hecho para conseguirlo. En la novela hay cambios en comparación con la película, claro, pero no son cambios a peor, son cambios necesarios. El libro tiene un "caminar" más lento, más pausado y que se hace necesario para un completo disfrute.

Toda la novela gira en torno a este esquema. Está escrita con la misma estructura, como si de un truco de magia se tratara. No obstante, el autor añade un personaje real a la historia encarnado por el científico Nikola Tesla que a la vez su trabajo será retocado como un elemento de ciencia-ficción: Este físico, matemático, inventor e ingeniero eléctrico trabajó un tiempo en el laboratorio de Edison, aunque luego se distanciaron. Con el desarrollo de la corriente alterna, uno de sus inventos fue el primer radio transmisor, el cuál es de alguna manera utilizado en la novela como parte de la batalla que libran ambos magos. en contraposición con Edison, creador de la corriente continua..Fue famosa su rivalidad y sus disputas eran no menos conocidas. La fuerte personalidad de ambos hizo que se separaran. El autor utiliza el personaje de Tesla convirtiéndolo en inventor de un ingenioso (y mortal) aparato eléctrico manejado por uno de los ilusionistas que protagonizan la historia.

Christopher Priest nació en Cheshire (Reino Unido) en 1943 y es uno de los más interesantes escritores ingleses actuales. En 1970 publicó su primer libro Indoctrinario, al que siguieron Fuga para una isla (1972), Un mundo invertido (1974), La máquina del espacio (1976), A Dream of Wessex (1977), Un verano infinito (1979), y La afirmación (1980), este último fue nominado para el Booker Prize como uno de los mejores libros del año. “El Glamou”r ganó el Premio Kurd Lasswitz a la mejor novela en 1988. En 2001 recibió el Premio Utopía por su trayectoria literaria. Su última novela The Separation ha obtenido el premio British SF 2003.

Priest alcanza con la rivalidad entre dos magos su nivel más alto como narrador y confirma el camino que venía trazando desde finales de los años 70. Si en “El Glamour”,” El mundo invertido” o, mucho más claramente, en “La máquina espacial” ya dejaba entrever su pasión por H. G. Wells, en “El Prestigio” se reafirma como su legítimo heredero, notablemente influido por el arte de los magos que siempre admiró, y tejiendo un romance científico de los que hacen época y que rompe por completo las etiquetas genéricas para aunar en la narración todo lo que se puede esperar de un libro de temática fantástica. Asimismo, aporta una habilidad deslumbrante para jugar con lo que presume saber el lector y lo que realmente sabe. Porque, a imagen y semejanza de los grandes ilusionistas, sabe distraer la atención del espectador llevándola allí donde desea mientras realiza su espectáculo..

Esta obra es un ejemplar de la temática recurrente por el autor. La novela nos va a traer a la mente otras aproximaciones al tema de la teleportación como la película de “La mosca”, o de la estructura en forma de diarios que consiguen una gran fluidez en la narración y que recuerda a otras grandes novelas como “Drácula” sin desmerecer en absoluto e incluso que llegando a estar a la par, gracias a la eficiencia de Priest como narrador. Todo ello mezclado con una habilidad impresionante y contado con una frescura que nos hace olvidar por un momento todas las ocupaciones que pudiéramos tener con tal de ver el grado hasta donde llega la rivalidad entre los dos mejores magos de la época, ambientada en unos años donde la gente asistía masivamente a sus espectáculos (catalogados como “de variedades”) y eran adorados como grandes estrellas de la música o del cine.

El prestigio recibió en 1996 el “World Fantasy Award” a la mejor novela de fantasía publicada el año anterior, y puede decirse que con toda justicia. La trama se presenta en primera persona, por medio de los diarios de ambos magos. La genialidad y el riesgo de Priest se hacen patentes en el hecho de que ambos diarios no muestran periodos consecutivos de tiempo, sino simultáneos. Así, se asiste a la misma historia contada dos veces desde diferentes puntos de vista. Y sin embargo, más allá de aburrir, la repetición logra un efecto fascinante que convierte al lector en un vulgar espectador, un observador enganchado sin remisión a las vidas privadas de los dos magos y de sus diferentes motivaciones y pensamientos, se convierte en testigo de la crueldad de unos hechos casuales que enfrentan a quienes en circunstancias distintas habrían sido amigos y grandes colaboradores.

Un riesgo que Christopher Priest corría con El Prestigio era el de que algunos autores pecan de ambiciosos, quieren meter demasiadas cosas en sus libros y, al final, quedan desequilibrados, cojos, porque, efectivamente, a primera vista, hay muchas cosas en este libro: se inicia con un joven periodista, hijo adoptivo, que está obsesionado con la creencia de que tiene un hermano gemelo aunque no hay ninguna prueba que corrobore esa afirmación que tiene en su poder el diario de un antiguo mago y se encuentra con una joven aristócrata que parece tener la clave de este problema (el diario del otro mago). Continúa con la vida de dos celebres ilusionistas de finales del XIX y principios del XX que se convierten en el eje de toda la obra. El Prestigio empieza, pues, como una novela de misterio con un ligero toque fantástico. Posteriormente se transforma en una crónica realista del mundo de la magia en la Inglaterra victoriana para, más adelante, convertirse mágicamente en ciencia ficción, y, al final, en un giro de lo más sorprendente y sin desperdicio, concluir como un relato de terror.

El autor nos cuenta la historia desde la perspectiva de la primera persona, utilizando los diarios de Alfred Borden y Rupert Angier; y en tercera persona cuando habla a través del periodista y la aristócrata descendiente del gran mago. Su estructura es muy clara, pues hay dos realidades paralelas, pero a la vez conectadas entre sí. La novela consta de cinco partes de tal manera que la segunda y la cuarta son los diarios de los magos rivales, una misma historia contada en el mismo espacio/tiempo, y en las otras tres partes restantes acompañamos al joven periodista y la artistócrata que tratarán de descifrar el misterio que aún rodea las actividades de sus bisabuelos. Un misterio en torno a un truco inventado especialmente para la novela “El hombre transportado”. El autor sí que revela el funcionamiento de este truco. Este número es, sin duda alguna, el corazón de la historia y gran parte de El Prestigio está encaminado a revelar el secreto detrás de su realización. De hecho el truco sirve para confrontar las dos formas de entender la Magia que representan Borden y Angier: El primero de ellos como representante del purismo, los métodos clásicos e intentar innovar por encima de todo desde un punto de vista más tecnológico, y el otro centrado especialmente en el arte de presentar la magia como un espectáculo.

El tratamiento de los personajes: destaca claramente a favor de los protagonistas, por lo bien creados que están, mientras que las mujeres de ambos, así como los ingenieros y demás personajes aparecen esbozados, como si fuera necesario algún trazo más para terminar de darles una forma exacta. Esto se podría explicar justificando la estructura de la novela, ya que principalmente se sustenta en los dos diarios por lo que es más notable la riqueza de matices entre los dos ilusionistas. El autor llega a ahondar en las motivaciones más intrínsecas y personales que nos ayudarán a conocer hasta límites insospechados a los dos magos. A pesar de que uno y otro cuentan en su diario personal el desarrollo de sus trucos no se encontrará el lector con la revelación del secreto de ninguno, como si tampoco se fiaran de nosotros, los que leen.

En definitiva, el “prestigio”, ese tercer acto y producto final de la magia, como es esta magnífica obra literaria del mismo nombre, es de una lectura imprescindible. Sabe distraer la atención del espectador llevándola donde al autor le interesa. Hace brotar algo a priori imposible de conseguir en una obra que puede tildarse de época. Atiborrada de medias verdades que el lector luego tendrá que juzgar. Imprescindible también por el vertiginoso ritmo que sostiene, por ser una justísima ganadora de un premio mundial, por hacer vivir al lector una experiencia que le costará asimilar e incluso a cuestionarse si ha pasado realmente aquello que acaba de leer. En caso de haber sentido esto, el escritor nos ha hecho disfrutar con su magia y el truco, al igual que los protagonistas de la novela han traspasado unas fronteras que siempre han sido inimaginables.

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