martes, 13 de mayo de 2008

La profesión de las treinta monedas de oro (II)

Aprovecho el titular de ayer para reflexionar nuevamente sobre otro asunto de índole periodística.

De un tiempo a esta parte me he estado fijando en el tratamiento que los medios de comunicación -y esta vez incluyo a los extranjeros- han dado a la cantante Amy Winehouse, adalid del neo-soul que parece destilarse en estos años.


Siempre que me encuentro a esta muchacha en cualquier medio i
mpreso o audiovisual, se refieren a la misma a través de alguna noticia sobre su adicción a las drogas o al alcohol, amén de presentarnos una imagen que en ningún caso sale favorecida.

Yo sé cómo se trabaja desde el otro lado, desde aquella posición del profesional que tiene que ilustrar su información con una imagen llamativa y muchas veces se siente uno tentado de ofrecer una foto de este calibre. Es entonces cuando el periodista ha de ser consciente de su profesionalidad y preguntarse qué interes informativo tiene semejante documento.

Sin embargo, la imagen que os traslado arriba me ha animado finalmente a reflexionar sobre este hecho: ¿Por qué razón determinados medios llevan una campaña de demonización visual sobre esta cantante? Una chica que no es nueva, que ya había sacado un anterior trabajo hace 5 años y no era tan conocida como en la actualidad.

Siento recordar a los consumidores y defensores de este tipo de fotografías que no es, ni mucho menos, el primer caso de grandes estrellas de la música o el cine metidos en problemas de drogas; pero con esta chica creo que se están pasando. Y no sólo ella, el marido de Amy al fondo de la foto tampoco ayuda mucho a la, ya de por sí, esperpéntica postal. Es más, me atrevería a decir que la sola presencia del maromo de la Winehouse le da un plus de patetismo que es precisamente donde reside el verdadero valor de la foto, mucho más allá del que tiene la protagonista.

Es entonces cuando finalmente doy con la respuesta a la pregunta: Es sólo un producto más, ofrecido por gente que se hace pasar por periodistas, destinado a un público que no tiene ningún interés en informarse y sólo quiere carnaza -o como dicen ellos, " para entretenerse". Pues venga, a jugar con el yo-yo.

A veces uno se siente avergonzado de la profesión y de lo que la sociedad pide a los medios.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí, es verdad. Los últimos meses sólo se han visto foto patéticas de Amy. Ella se deja ver y si hablamos de ciertos profesionales: llueve sobre mojado. Amaya.

New York Friki Boy dijo...

Joder, es que esta pareja es verdaderamente patética, es así, un par de yonquis y maltratadores. Me dan asco y pena, que utilicen toda la fama, el dinero y los recursos que tienen para dar un poco de sentido a sus vidas, digo yo.

Que esta gente cuanto más tiene más infeliz es. Y luego ya se sabe, tienen "accidentes" con pastillas.