martes, 12 de febrero de 2008

Cuando matar es tan fácil como respirar

Justo acabo de entrar por la puerta de casa después de haber asistido, junto con Laura y Dani, a una sesión de cine con la cuarta entrega de la saga de Rambo. No puedo estar más motivado mientras escribo estas líneas.

"John Rambo", como se titula la película es un largometraje que no decepciona a nadie, situándose como mínimo al nivel de las otras tres entregas. Los puristas quizá prefieran la primera, no lo discuto; pero de lo que no cabe duda es que los años no parecen haber pasado por Stallone a la hora de interpretar otra vez al tan carismático ex-militar.

La película es dura, muy dura. No obstante, todos los espectadores disfrutábamos con cada una de las muertes que se producían si eran causadas por Rambo. En esta ocasión el conflicto se centra en Birmania. Es el bueno contra los malos (muchísimos birmanos en esta entrega); un superhéroe que no necesita poderes sobrenaturales. Un machete resulta suficiente para empezar y terminar la misión. No quiero destripar nada acerca de las mejores escenas de la peli, lo único que digo es que cumle con todo lo que la gente espera y, lo más importante, desea ver.

Cumple con todas las expectativas. Tiene algunos guiños a los fans de las anteriores películas a través de una serie de flashbacks que rememoran acontecimientos pasados. El protagonista habla poco, muy poco; pero cuando lo hace, suelta frases que permanecerán en la memoria de aquellos que estábamos sentados frente a la gran pantalla.

He de decir que en pocas películas sale uno tan motivado. Sentí esta misma sensación al finalizar la película de "300", y también la cuarta entrega de "Jungla de Cristal". Las manos ansían chocar contra ellas frenéticamente para producir merecidos aplausos ante escenas tan apoteósicas como las presentes en la película.

Antes de finalizar me gustaría referirme a una anécdota que nos ha pasado en la sala del cine, antes de la proyección. Como hoy es martes, había muchísimos mayores de 60 años a los que el cine les sale sólo por 1 euro. Pues bien, ante una película como la de hoy no podía esperarse mucha afluencia de gente madura. No obstante, nos hemos encontrado con un abuelo (bastante mayor) que estaba, si cabe, más motivado que nosotros. Emulando sendas metralletas por cada mano, apuntaba a toda la sala y luego se acercó para compartir con Dani, Laura y el abajo firmante su pasión acerca de este gran actor al que consideró como "el más grande en estas películas".

Y es que tiene razón. Como dice el refrán: "Del viejo, el consejo"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ay qué horror, estáis trastornando a Laura entre los dos, lo que siento es que cuando se la compre Dani la voy a tener que ver. Un beso. Mayte

Anónimo dijo...

Definitivamente la juventud está perdiendo el norte. Amaya.